Erik Worre (www.networkmarketingpro.com), una simple pero poderosa distinción acerca de tres maneras en que las personas podemos relacionarnos con el futuro.
Forma 1: Los Escépticos : Son los expertos en ver dificultades. Frente a cualquier desafío - ellos suelen interpretarlos como "problemas" -, se enfocan en las barreras. Son expertos refutadores de sueños, y agoreros de la derrota.
Frente al futuro - propio y de quienes lo rodean -, suelen adoptar una posición negativa y pesimista.
Y como están sumamente preocupados por su imagen pública, y por tanto enfocados en tener la razón, son quienes aman decir "viste que te dije ...., yo te avisé ...
Desde este paradigma, resulta coherente no ponerse metas en la vida. Ni grandes ni pequeñas, total, no vaya a ser que se frustren.
Y si de coherencia hablamos, sus resultados estarán a la altura de sus (nulas) metas.
Es una forma cómoda de vivir la vida, que en el corto plazo preserva la imagen de estas personas, pero que en mediano y largo plazo suelen generar estados de ánimo de resentimiento y resignación.
Forma 2: Los Realistas : Estas personas, también enfocadas en su imágen, van un paso más allá de los escépticos, y creen que si son "realistas", con "los pies en la tierra", pueden influir de alguna manera en sus propios futuros.
Estas personas, que suelen tener sueños del tamaño de sus billeteras, se plantean metas de modesta factura, atendiendo todas las limitaciones que la "realidad" les impone. De ese modo, se aseguran dos objetivos: (1) evitar frustrarse y; (2) evitar su mayor miedo: que si no logran su objetivo, no aparezcan los temidos escépticos dicéndoles " .... te lo adverti ....".
En general, como sus resultados suelen estar por debajo de sus modestas metas, la próxima vez suelen ser aún más tacaños, y bajan la vara. La consecuencia, serán resultados aún más pequeños, lo que tiende a reforzar esta tendencia, hasta terminar pasándose al bando de sus temidos primos cercanos, los escépticos.
El resentimiento y la resignación son las emociones del largo plazo para esta categoría.
Entre estos y aquellos, creo que estamos el 95% de las personas, al menos las de nuestra cultura occidental judeo - cristiana.
Forma 3: Los Soñadores : Esta categoría, en franca retirada, quizá represente menos del 5% de nuestra civilización. Son personas que parecen inmunes a las limitaciones que impone eso que muchos llaman "realidad", y sostienen sueños "locos". El gran desafío que suelen enfrentar está representado por ese 95% de "realistas" y "escépticos", que como caranchos que sobrevuelan la carronia, les gritan en la cara su irracionalidad e inmadurez, y esperan el seguro fracaso para regodearse en su razón.
Aquellos que sucumben ante estas voces tienden a pasarse al bando de los realistas.
Los que por el contrario sostienen la "tensión creativa" de su visión, suelen logra objetivos extraordinarios. Casi siempre por debajo de sus metas, pero siempre por encima de lo que logran los dos anteriores.
Esta gente paga precios. A veces su imagen, su patrimonio e incluso su vida.
Estar fuera de la Matrix no es gratis.
Pero quizá sea la única manera de vivir una vida que merezca la pena ser vivida.
Amigos, nos guste o no, en la vida siempre vamos a pagar precios. Acaso el vivir no sea otra cosa que el tributo que hemos de pagar a quien nos ha otorgado la chispa vital.
Pagamos precios por movernos hacia nuestros sueños más grandes. Pero también los pagamos si renunciamos a ellos.
Como dice Juan Sasturain, "Nadie puede jubilarse de sus sueños sin enloquecer"
¿Cuáles precios preferís pagar hoy?
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